Esta semana, reflexioné sobre el impacto del entretenimiento y las redes sociales, y cómo nuestras interacciones diarias con estas plataformas tienen un efecto más profundo de lo que generalmente asumimos. Como usuaria habitual de redes sociales, encontré particularmente esclarecedora la discusión en clase sobre cómo cada interacción desde un clic hasta un like contribuye al algoritmo que determina lo que consumimos. Antes de esta clase, no había considerado cómo mis propios hábitos no solo refuerzan el contenido que aparece en mi feed, sino también perpetúan patrones que afectan la experiencia colectiva de los usuarios.
La idea de que el entretenimiento y los medios se interpretan de manera distinta según el contexto cultural también resonó conmigo. Si bien hay productos mediáticos que parecen “globales,” como las películas de Hollywood o las tendencias en redes sociales, el significado que adquieren depende del lugar y la cultura donde se consumen. Esto me llevó a reflexionar sobre cómo las plataformas digitales, aunque tienen alcance global, están diseñadas para ofrecer contenido localizado y personalizado. En este sentido, nuestras experiencias no son tan compartidas como parecen, lo cual evidencia las limitaciones de la globalización en el ámbito cultural.
Además, me impactó profundamente analizar el nivel de responsabilidad que tenemos como usuarios de redes sociales. Es fácil criticar a las plataformas por fomentar contenido dañino o manipulador, pero esta discusión me hizo darme cuenta de que nuestras propias acciones contribuyen a ese ecosistema. Reconozco que, como usuaria activa, a menudo consumo contenido de manera pasiva, sin considerar cómo mis elecciones afectan el tipo de contenido que se amplifica. Este módulo me motivó a ser más consciente y crítica de mi participación en las redes, buscando diversificar el contenido que consumo y reflexionando sobre las implicaciones de mis interacciones.
Finalmente, explorar cómo el entretenimiento refleja las diferencias culturales de manera sutil pero significativa amplió mi perspectiva. Por ejemplo, en clase discutimos cómo los doblajes, las adaptaciones e incluso las censuras modifican la experiencia de un producto mediático, evidenciando que el entretenimiento no es tan universal como parece. Este análisis me llevó a pensar en cómo las redes sociales, aunque parecen espacios globales, son profundamente influenciadas por factores culturales y contextuales que delimitan nuestra percepción y comprensión del contenido.
En general, este módulo no solo fortaleció mi entendimiento del entretenimiento como herramienta cultural, sino que también me ayudó a reconocer mi papel activo en el consumo mediático. Como estudiante universitaria y usuaria frecuente de redes, esta reflexión me impulsa a interactuar de manera más consciente y crítica, entendiendo que incluso las acciones más pequeñas tienen un impacto en el ecosistema digital y cultural.